Iluminar un espacio de trabajo. Una buena iluminación es esencial para un espacio de trabajo productivo. Empieza siempre por la fuente de luz directa y planifica el resto de la iluminación a partir de aquí.
Antes de decidir el tipo de lámpara, piensa bien dónde situarás el escritorio. Necesitarás enchufes cerca, para evitar un enredo de cables. Los flexos y lámparas de escritorio son más aconsejables que las lámparas de sobremesa, que no proporcionan luz suficiente.
Recomendamos que esta luminaria tenga una luz blanca natural que ronde los 4000k y deberás colocar la lámpara en el lado contrario por donde escribes, es decir, si eres diestro colocarlo en el lado izquierdo y si eres zurdo en el lado derecho.
La iluminación general de la estancia debe planificarse cuidadosamente, para no crear reflejos ni sombras molestas. Si vas a trabajar mucho con el ordenador, la mejor solución es la luz indirecta: instala downlights en la pared (a 2 m del suelo aproximadamente para un techo a 2,4 m) que iluminen el techo. También puedes instalar puntos de luz escondidos en la parte superior de muebles, o bien en estanterías, que darán un efecto cálido a la habitación.
Si tu espacio de trabajo es reducido, por ejemplo una mesita en el rincón de la cocina, puedes maximizar el espacio de trabajo utilizando una lámpara fijada en la pared.
Consejos finales:
- Asegúrate que existe un nivel suficiente de iluminación general en el espacio de trabajo.
- La iluminación por luz indirecta es la mejor opción si trabajas con un ordenador.
- Utiliza siempre una fuente de luz directa, tipo flexo.
- La luz directa debe controlarse con un interruptor local, independiente del resto de la iluminación de la habitación.
- Esconde puntos de luz en las estanterías o ilumínalas desde el techo, para crear texturas de luz y profundidad en el espacio.