Hoy en día, una cocina tiene un papel que va mucho más allá de su función principal de preparación de comidas: es un centro de reunión familiar, un espacio para comer, para relajarse o para hacer deberes! Por ello, es importante utilizar cuidadosamente todos los elementos de iluminación que tenemos.
Consejos:
El más importante de todos es la iluminación general. Al ser un espacio de trabajo, un buen nivel de iluminación general es esencial. En cocinas modernas, esto se consigue muchas veces con downlights en el techo. No caigas en el error común de alinear los focos en cuadrícula y evita situarlos en el centro de la cocina, dejando las encimeras a oscuras. El mejor consejo es ponerlos en línea con el borde de la encimera y dirigir la luz hacia los armarios o la pared, para que la luz rebote en ellos y no cree sombras molestas.
Otra opción es instalar tubos fluorescentes encima de los armarios, para que la luz se refleje en el techo. Esta configuración da buenos resultados en cocinas de techos altos y con suficiente espacio libre entre la parte superior de los armarios y el techo (mínimo 30 cm).
En segundo lugar, hay que diseñar la iluminación para las áreas de trabajo. Para este fin, la mejor solución son lámparas escondidas debajo de los armarios -puedes empotrarlas o bien esconderlas detrás de un listón fijado en el borde-. Aquí, lo ideal es utilizar tubos fluorescentes compactos o bien una tira de LED. Evita las bombillas halógenas, por su elevada temperatura.
Finalmente, si la cocina dispone de una isla o barra tipo americana, deberás iluminarla o bien con focos empotrados en el techo o, si la altura del techo lo permite -mínimo 2,4 m-, con lámparas colgantes.
